Haciendo fotos en Biniaraix, un precioso "llogaret" de Mallorca, me encontré con Antoni, curioso personaje que decía ser el Alcalde del lugar. Amable, pero no muy parlanchín, descubrí en él un espíritu libre y una cierta fuerza interior. Al despedirme le pedí que me permitiera retratarlo, a lo cual accedió con la condición de que sólo tomara una foto de forma rápida. Este fue el resultado.