Opino q tb es un poco el complejo que tenemos nosotros. Es evidente q en un pueblo o ciudad pequeña es más difícil hacer fotografía de calle, todo el mundo se conoce y les da un poco d reparo. Pero en grandes ciudades y con una sonrisa x delante haces mucho. Hoy va mucha gente con los móviles "tirando" fotos x doquier. Yo más o menos voy perdiendo la vergüenza, lo q no me atrevo es a pedir a alguien q pose, más x mi vergüenza q por la gente. A parte tb hay mucho idiota q se cree q tú te vas a forrar xq le saques una foto fumando, cuando la foto la van a ver tus cuatro contactos d Instagram, el q tenga IG, como tengas Flickair u otra red social no la ve ni el tato. En fin, q hay q echarse a la calle. A mi con retrato, es lo q más me gusta.
Por supuesto, no todos los sitios son iguales para fotografiar ni es tan sencillo hacerlo. Yo cuando estoy en Santiago, Oporto, Madrid...pues noto que todo fluye mejor, en otras ciudades pequeñas, como Lugo, Orense (ésta especialmente) pues a veces la cosa se complica más, mucha gente piensa que estás haciendo algo malo, pero bueno, tengo mis trucos, en los sitios donde es más complicado fotografiar, utilizo cámaras "que no lo parecen" como la Ricoh GR, que es tan pequeña que muchas veces la gente no te toma en serio, no saben que tienes entre manos una cámara que puede ofrecer resultados magníficos.
En cuanto a pedir retratos, pocas veces lo hago, pero hay ocasiones en las que no me resisto por motivos diversos, normalmente por el exotismo de las personas (esto me suele suceder en Santiago, donde hay mucho peregrino) y otras veces porque creo que voy a obtener una foto bonita. Hace unas semanas me encontré con una chica, rondaría los 25 años, sentada en las escaleras de la Plaza de la Quintana, en Santiago, era muy guapa y llevaba unos pantalones cortos que la hacían muy atractiva. Pensé que podía hacerle un retrato de cuerpo entero sentada en las escaleras, me acerqué a ella y le pedí la foto, explicándole que me dedicaba a hacer fotografía de calle, especialmente en Santiago, y que en esas escaleras solía fotografiar a gente que me llamaba la atención. Para que no pensaba que era un señor de mediana edad con ganas de hacerle una foto a una chica con poca ropa encima le enseñé en mi móvil las fotos de gente sentada en el mismo sitio en el que estaba ella...entendió lo que quería hacer y me dio su permiso, a condición de que no enseñase la foto en internet. Al final le hice diez o quince fotos, desde un plano general hasta un retrato de su rostro a muy corta distancia, e incluso me atreví a pedirle que me sonriera o modificara en algún momento su gesto. Ahora tengo unas fotos que me encantan, para mi disfrute (y el de mi mujer, que es la que ve todas mis fotos) y la chica tiene en su mail unos retratos que según ella son preciosos. Ahora, ¿se han negado alguna vez a que hiciera retratos? Sí, muchas, entonces he dado las gracias, sonreído y seguido mi camino (no sin vergüenza alguna vez).
Un saludo,