Pues Roger Ballen, por poner un ejemplo, es muy original y reconocible y no tiene un estilo propio, tiene un discurso bien armado que es diferente.
Roger Ballen coge dos estilos muy claramente. En primer lugar la fotografía documental en blanco y negro en la que venía trabajando. Bebe de Diane Arbus y su flashasho despiadado a lo Wegee. Pero además en un segundo término coge de la fotografía victoriana del siglo XIX como tantos otros, mucho más refinada y planificada. Eso no lo va a identificar.
Trabaja su discurso desde dos estilos. Además, en su fotografía mete arte colectivo, performance, pintura, escultura... de todo.
Otro ejemplo es David Lynch. Los estilos de Terciopelo Azul y Eraserhed son completamente diferentes. Una es una película en BN con medios muy precarios y otra una superproducción a color. En cambio en ambas películas están las mismas ideas, el mismo tono y el mismo gusto respecto a los temas, música, narración, objetos, extrañeza... Sobre Lynch seguiría hablando un buen rato.
La obsesión por el estilo único y quizá el fracaso al que puede conducir se ejemplifica en Saudek. Un fotógrafo que quiso distinguirse del resto con tratamientos muy creativos, novedosos y agresivos del color. En su día y pese a sus momentos de cursilería, Saudek era lo más de lo más, pero hoy no cuaja. Quizá el color no sea el único motivo de su olvido, la erótica y los niños no conjugan bien, pero desarrollar un estilo así igual hace envejecer y perder valor a una obra muy rápidamente.