Uno de los principales motivos por los que decidí volver a Marruecos es “su” color. La luz dorada al amanecer y al atardecer siempre irradia vida en las ciudades, penetrando entre sus estrechas calles, y consiguiendo ensalzar alegremente el color que tienen cada uno de los elementos que conforman el mobiliario de las calles.
Durante el día, la luz de Marruecos pinta trazos irregulares en las callejuelas, proyectando las sombras desiguales de los edificios sobre las paredes colindantes de los edificios vecinos, regalando así, líneas y siluetas a modo de espectros que parecen tomar vida propia.
Los marroquíes gustan llevar prendas coloridas al pasear, que al mezclarse con las calles decoradas, forman una atractiva amalgama de colores en movimiento, asemejándose, en ciertas ocasiones, a un lienzo donde las acuarelas parecen bailar.
Esa vida ajetreada de las calles, junto a la pasión de los locales por disfrutar el día a día de puertas a fuera, hacen que la llegada del viajero sea una experiencia calurosa, amena e inolvidable.
A lo largo de los últimos años he tenido la fortuna y la oportunidad de viajar, de manera continua, a todos los rincones del planeta, labrando por tanto una gran amplitud de miras, basada en vivencias personales y experiencias inolvidables. De esa misma manera, y también durante estos años, parte de mi empeño personal lo he destinado, y continuo dedicándolo, al aprendizaje, estudio y admiración de algunos de los grandes fotógrafos del siglo XX y XXI, y en especial a los que fotografían en color.
En cuanto a los trabajos fotográficos que mas me han conmocionado e influenciado en los últimos años y meses, cabe destacar el de Alex Webb, Constatine Manos, Raghubir Singh, Harry Gruyaert, Steve McCurry o Fred Herzog. Poco a poco he ido labrando plena admiración sobre todos ellos, y considero su visión del mundo y del color, una fuente de inspiración indiscutible para enriquecer mi instinto y despertar mi entusiasmo fotográfico antes de cada viaje.
Ya en Marruecos, mi objetivo fue buscan escenarios callejeros donde fotografiar y poder disfrutar de las escenas donde los protagonistas son los transeúntes desconocidos, y por supuesto, el color. De esta manera, quise plasmar a través de mis fotografías todo lo estudiado de los grandes maestros, pero reciclando mi memoria visual durante el viaje, desaprendiendo lo aprendido durante unos días, con el objetivo de hacer las fotografías desde mi propio punto de vista, tratando de enfatizar y resaltar mi propio carácter e intentar, aunque hoy en día sea totalmente imposible, algo diferente.
Marruecos es un sitio ideal para adiestrarse en el arte de la fotografía de calle
Marruecos supone sorpresa, incertidumbre y aprendizaje para el fotógrafo. La sorpresa viene porque en muchas ocasiones se mezclan buenos escenarios y grandes instantes a fotografiar a la vez, en un mismo escenario, y la dificultad radica en saber elegir dónde poner el foco correcto. La incertidumbre aparece a raíz de cómo reaccionan los locales al ser fotografiados en Marruecos, puesto que rechazan y aborrecen ser fotografiados de manera infraganti. Por ello, al ser descubiertos por alguien, no es extraño recibir toda clase de gritos, improperios, amenazas e incluso llegar a ser intimidado, y por supuesto, obligado a borrar al acto las fotos hechas al susodicho en cuestión. De esta manera, Marruecos es un lugar de aprendizaje para el fotógrafo, ya que es un sitio ideal para adiestrarse en el arte de la fotografía de calle, debido a su dificultad y las exigencias por las que pasa un fotógrafo: componer en segundos, disparar sin ser visto, anticiparse a la escena, disimular si se es descubierto, y todo puede entrar en juego en un abrir y cerrar de ojos.
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En cuanto al equipo fotográfico usado, una vez más he usado la Fuji X-T2 junto al objetivo Fujinon XF23mm F2 R WR. Sin embargo, esta vez ha sido un viaje especial de cara a mi equipo, ya que este ha sido la amarga despedida de mi preciada cámara Fuji X-T2. Con ella he viajado a los confines del planeta, aventurándome en las culturas más lejanas, y ha sido una cámara que siempre ha dado el resultado y rendimiento esperados. Con ella he aprendido que “menos es más”, y he terminado vendiendo todos mis objetivos, para terminar fotografiando única y exclusivamente con el XF23mm F2 R WR. Por ello, solo puede agradecer el servicio dado y los sueños cumplidos. De ahora en adelante, mi nueva compañera de fatigas es la nueva Fuji X-Pro3, la cual estoy deseando llevar a más viajes y aventuras por el mundo.