Si te instalas ahí, tienes que llevar libros, música; puedes apagar las teles, las radios, las redes... Y leer y escuchar música. Y tomar el sol mientras caminas por cien senderos sin encontrar a nadie, excepto a alguna vaca, algún perro o algunos pájaros cantando. Y oler flores varias, o el perfume del cucho y los purines...
En fin.