Yo no salgo pensando que voy a hacer 20 fotografía sublimes, salgo pensando en si me he vestido bien y si voy a pasar frio o calor.
Pero como no salgo nunca es pensado en conseguir el fotón del día o de la semana, porque esa es la mentalidad de un tipo de aficionado que aún tiene que madurar las cosas, bien porque aún carece de una base amplia de referencias, bien porque sus propias ideas tienen que fraguar.
Quizá se entendió al citarte que yo decía que tú salías a fotografiar pensando en traerse de vuelta 20 fotografías sublimes. Para nada, siento si se ha entendido así.
Estoy de acuerdo con la segunda afirmación sobre el aficionado que necesita consolidar ciertas cosas. Una excelente manera de llegar a esa consolidación es mostrando su trabajo, pero no en Instagram o este foro, sino en una herramienta muy en boga en los últimos años que se llama "revisión de portafolio" y si es presencial, mejor.
Es una forma de someter el trabajo fotográfico de uno a un "editor" mucho más experimentado y que te va a hablar sin tapujos de lo que no funciona y lo que sí, aparte de darte algunos consejos que pueden ayudar a mejorar.
Yo personalmente salgo por Londres dos y tres horas de caminata y a veces me traigo tres fotografías en total, no siendo ninguna (obviamente) de valor, ni técnico, ni narrativo, ni estético. De hecho yo diría que sufro del "síndrome del impostor" y me boicoteo constantemente. Son etapas, claro está, y se entra y sale de ellas con cierta periodicidad.
El instante decisivo pertenece a un tipo de fotografía que tuvo su momento en el siglo XX. PPero tras esa fotografía bressoniana han venido otros tiempos y se han incorporado otros discursos. Si hablamos de fotografía de calle, ya desde The Americans, Robert Frank sitúa el interés en otra parte, en un tiempo intermedio, en un instante de la vida cotidiana de los americanos donde aparentemente no pasa nada.
La fotografía cambia cuando cambia sus tiempos y han sido varios. No hay uno. Es importante entender eso.
Estoy de acuerdo con esta afirmación. Diría que la diversidad de discursos, estilos y narrativas han cambiado en los últimos veinte o treinta años, con el ejemplo de la incorporación a Magnum de gente joven, que no ha "mamado" directamente a los clásicos del siglo XX, como dices, sino que los ha estudiado a través de libros.
Recuerdo una conferencia de Carolyn Drake en Londres donde mezclaba la fotografía y las artes plásticas... y es fotógrafa de Magnum. No me gustó nada su trabajo pero el estilo era claramente diferente a lo habitual.
Lo mismo pasa con Cristina de Middel (que tampoco me gusta nada, la verdad) o Lua Ribeira (españolas ambas), que explotan un estilo más enmarcado en lo que se puede aprender hoy día en escuelas de fotografía al módico precio de 15K euros el Máster. Ese estilo documental a mí personalmente me produce rechazo, es un tipo de foto que no entiendo y no me gusta a nivel estético. No me dice nada.
Prefiero mil veces a Koudelka, Robert Frank o Salgado en sus épocas de Leica, con esa crudeza visual y narrativa brutal, más cercana al fotoperiodismo y al reportaje, que el estilo documental-conceptual que está ahora tan en boga y que saca a alumnos de las TAI y las EFTIs todos cortados por el mismo patrón.
El tema es que a nivel aficionado se empieza "estudiando" a los clásicos y Bresson es la puerta de entrada a la fotografía en lo relativo a la composición, al ser el modelo canónico a seguir. Y claro, se cae en el "instante decisivo" como el objetivo final: "Primero vamos a componer la fotografía de forma interesante, la narrativa ya llegará".
Y en general, todo el mundo se queda ahí, en la estética, dejando la narrativa de lado. Es un aspecto que hoy día está totalmente olvidado al nivel de aficionado. El aficionado medio se conforma con sacar fotografías estéticamente atractivas para ponerlas en IG y lógicamente se termina explotando esos clichés que comentaba el compañero que inició el hilo: Sombras, siluetas, contrastes fuertes y otros recursos tan manidos y vistos.
Y ojo, también los supuestos referentes se quedan ahí. Ejemplos claros Allan Schaller o Phil Penman, ambos embajadores de Leica, que si bien tienen otros trabajos con más contenido, "lo que vende" es puramente estético (1000 dólares el taller de "street photography" en las Leica Akademie). Ahora llaman a eso "fotografía de calle".
Para mí fotografía de calle es Daido Moriyama, Joel Meyerowitz, Winogrand o Vivian Maier, por poner algunos ejemplos. Llámame clásico.
Por eso no me termina de convencer esta ciudad, porque voy condicionado, está tan visto que cuesta hacer algo novedoso. Quizá por eso sigo trabajando con la Comunidad Judía Ultra-ortodoxa de Londres (reportaje puro) y las dificultades que ello conlleva (son más que herméticos y totalmente random al dejarme acceder a ciertos eventos y localizaciones).
¿Qué todas esas reflexiones se fraguan en la edición?
Si, en eso estoy completamente de acuerdo contigo. De hecho es donde tú terminas de depurar tu trabajo.
No sólo de depurarlo, sino de aprender de ti mismo y explotar ese aprendizaje en trabajos posteriores.
Saludos.