Faltaba yo por comentar...
Álex, haz las fotos que te dé la gana, no tienes que justificar tu trabajo ante nadie, salvo ante ti. Como si quieres hacerle fotos a paredes de ladrillo, es cosa tuya.
Eso sí, sigue haciéndolo como hasta ahora, con la inquietud del que usa la fotografía como una forma de expresión. Para mí esa es la clave de todo. La motivación tiene que ser el expresar algo, aunque sea de forma introspectiva, como el que escribe un diario. Ni siquiera tiene que ser para un público, aunque en general el arte siempre ha sido para los demás en una segunda instancia. Es prácticamente imposible que algo artístico no trascienda los límites de uno mismo y llegue a los demás, aunque sea de forma póstuma. Véase Vivian Maier como un ejemplo claro de esto que comento. Y ojo, en fotografía uno a veces ni siquiera sabe que está creando arte hasta pasados años, cuando se edita el trabajo realizado (véase Winogrand, por ejemplo). Eso sí, siempre que se muestra algo hay que estar dispuesto a escuchar lo que piensan los demás de eso que uno expone. Es ley de vida.
Sobre la llamada street photography (está mal decir "street" pero decir "curador" en lugar de "comisario" queda "cool"), creo que la clave está en diferenciar entre la foto DE calle y la foto EN la calle. La foto en la calle la hace cualquiera, desde el que tira fotos con su móvil para consumo inmediato en redes hasta el que se pasa años documentando una realidad que sucede en la calle de su barrio. Por ejemplo Martin Parr y su trabajo documental sobre la sociedad británica. Son fotos en la calle pero no son fotos de calle.
También son fotos en la calle todas esas que implican recursos estéticos más que manidos y vistos, como sombras, contrastes, yuxtaposiciones, colores llamativos, gente pasando por delante de la cámara que no hace nada, etc, que han desplazado a la verdadera foto callejera y se han posicionado como el modelo a seguir. En mi opinión está ya tan prostituido que carece de interés siquiera parase a verlas, por muy espectaculares y estéticas que sean. Por ejemplo, Allan Schaller. Espectaculares en lo estético y aburridísimas en la narrativa. Y las fotos de gente caminando o mirando el móvil que se ven en Instagram, Flickr o cualquier otra red social de fotografía ya ni te cuento.
Lamentablemente es el ejemplo a seguir que se ha impuesto y hay supuestos "fotógrafos de calle" que se ganan la vida impartiendo talleres y contando todos estos recursos como si fueran la panacea de la fotografía de calle, cuando no son más que fotos en la calle más o menos efectistas y ya está. Está bien que se ganen la vida así, pero que sean honestos: "Voy a enseñarte a hacer fotos en la calle que sean efectistas y estéticamente interesantes, pero no vas a contar absolutamente nada con ellas".
La foto de calle por supuesto que cuenta una historia, a veces en forma de series de fotos y a veces en forma de fotos individuales. Creo además que ni son todos domingueros sin intención ninguna, ni todos salen a la calle con un tema en la cabeza. Por ejemplo, Joel Meyerowitz, quizá junto con Winogrand el fotógrafo de calle más destacado de todos, por edad, trayectoria e importancia incluso actualmente. Este fotógrafo aúna quizá el término medio, pero sirve de ejemplo general en mi opinión.
En alguna de sus conferencias comentaba que él efectivamente sale a la calle sin una idea preconcebida, pero después en el proceso de edición se da cuenta de cosas, como por ejemplo de que hace muchísimas fotos a gente con flores alrededor. No sabe por qué ese tipo de sujeto le atrae, pero en su recorrido posterior encuentra un hilo conductor y te saca un libro que se llama "Wild Flowers" que va de esto, gente en la calle con flores como contexto.
Creo absolutamente necesario que la foto de calle cuente algo, es decir, implique en el espectador la necesidad de efectuar más de una lectura de la misma, y encontrar que suceden cosas que además generan una pregunta "¿qué está pasando ahí?". O si se sabe a ciencia cierta qué es lo que está pasando, entonces la pregunta sea "¿por qué pasa eso ahí?", y así sucesivamente.
Por poner otro ejemplo de Meyerowitz, comentaba también que durante un tiempo SÍ salía con una idea preconcebida en la cabeza. Quería hacer fotos que tuvieran el centro del encuadre vacío y los eventos sucedieran en la periferia del mismo. Esto lógicamente es llamativo y poco habitual, pero le hace buscar algo concreto, no un tema como tal, pero sí una forma de "contar la calle".
La foto de calle es generalmente espontánea, y estoy de acuerdo en que normalmente no se sale con un tema en la cabeza porque entonces quizá cruzaría la línea de la foto documental EN la calle (salvo ejemplos como el de Meyerowitz que acabo de mencionar, por ejemplo), pero creo que es un error grave disociar la toma de la edición (como normalmente pasa), es decir, el proceso creativo implica todo, desde ponerse unas zapatillas cómodas porque "hoy voy a patearme la ciudad de arriba a abajo" hasta las horas delante de la pantalla haciendo una edición del trabajo adecuada para formar una serie, libro, expo, etc.
Lo malo del digital es que la mayoría se queda en la toma y en ver las fotos en una pantalla y ya, selecciona las que le gustan y poco más. Pero los fotógrafos de calle clásicos no se quedaban ahí (algunos sí, como Maier o Winogrand que dejaron decenas de miles de negativos sin revelar), sino que trabajan de forma ardua en el proceso de edición que es crítico a la hora de montar una historia que contar. Y no sólo en la foto de calle, sino en cualquier otra rama de la fotografía.
Por lo demás, situar a todos en el saco de los que van con un proyecto en la cabeza elaborado y pensado durante semanas o por el contrario ser domingueros que tienen cero interés en lo que están fotografiando me parece un análisis bastante simplista, aunque si tuviera que quedarme con una de las dos posturas, me quedaría sin duda con la primera, creo más probable que cualquier fotógrafo con un mínimo de afición vaya con una idea preconcebida a que salga y tire fotos a diestro y siniestro sin importarle nada lo que está haciendo.
Saludos.