La Fujifilm X-Pro3 está destinada a convertirse una cámara de culto adorada por un reducido grupo de devotos entre los que se encuentran fanáticos de la street photography, clasicistas empedernidos, enfocados documentalistas y guardianes de las esencias fotográficas, cualesquiera que sean… Gente con sus ideas fotográficas muy claras, y bien de dineros para afrontar la excéntrica compra de una cámara de titanio con una pantalla «p’adentro».
Una filosofía tecno-fotográfica a contracorriente
Si adoptamos una metáfora futbolera, en un panorama en la que los móviles parece que se comerán la tostada al mercado fotográfico a corto o medio plazo, la táctica puede ir en dos direcciones contrapuestas:
- Pelotazo tecnológico y tentetieso: abordando la innovación en software, la implantación de procesado y mejora de la imagen mediante Inteligencia Artificial, la incorporación de procesadores más avanzados… jugadas todas ellas en las que Fujifilm parte en devestaja ante defensas de gran envergadura investigacional, ya sean coreanos o chinos.
- Jugar al toque de los detalles: los diales de control físicos habituales de la Serie de Fujifilm, un visor híbrido óptico/electrónico único en el mundo, una pantalla auxiliar emuladora de ventana de carrete, una hermosa construcción metálica propia de tiempos en los que las cámaras de fotos se pasaban de generación en generación… la forma de jugar y de afotar es tan importante como el fin.
Bien hace Fujifilm en diversificar propuestas para que cada fotógrafo, por especialito que sea, encuentre su paraíso camarístico
Ni en el fútbol ni en la mayoría de aspectos de nuestra vida hay fórmulas o esquemas perfectos, así que bien hace Fujifilm en diversificar propuestas para que cada fotógrafo, por especialito que sea, encuentre su paraíso camarístico. Siguiendo el paralelismo del balompié, la X-Pro3 sería una suerte de tiquitaca preciosista llevado a un extremo. A estas alturas de la historia, quizá algo pasado de rosca y reñido con la práctica fotográfica moderna.
Los usuarios de la X-Pro3 no son resultadistas, no buscan maniáticamente datos de la amplitud del rango dinámico, ni hacen demasiadas comparativas -píxel a píxel- de nivel de ruido a ISOs altos. Aunque sí que aprecien un acabado que se aleje de la estética del ruido digital… Buscan el trayecto más bonito para llegar al destino, casi tanto como el destino en sí, con el razonamiento de que, de esa forma, estarán más motivados para seguir viajando. Los usuarios de la X-Pro3 son aquellos que pueden experimentar un placer indescriptible con una cámara sin pantalla y los botones justos, acompañada de un Fujinon XF 35mm F1.4 R más lento que el caballo del malo.
Posiblemente todo lo que he escrito te puede parecer una gran chorrada. Y no te culpo porque estoy casi seguro que, con un noventaymuchos por ciento de posibilidad de acierto, la Fujifilm X-Pro3 no es para ti. Así que puedes dejar de leer en esta línea y ocupar tu vida ya mismo con algo más productivo. A los que sigan, diré que quien espere encontrar una review al uso, no lo va a encontrar. Básicamente porque la Fujifilm X-Pro3 no es una cámara al uso y requiere de un trato… digamos que particular.
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Una pantalla para dominarlos a todos
¿Alguien ha leído “sin pantalla”? No es que haya desaparecido sino que, durante la gran mayor parte del tiempo de utilización de la cámara, la pantalla principal permanece invisible. Al menos si es que vamos a usar la Fujifilm X-Pro3 de la forma para la que fue concebida.
A los que todavía no sepan de qué va esto de la pantalla oculta, aquí van un par de fotos de su mecanismo:
Como podéis observar, la posición natural de la pantalla LCD principal se encuentra “cara al cuerpo”. Su carácter abatible es en un único eje y permite hacer visible la pantalla en la posición de 90º más habitual o bien paralela al cuerpo y sobresaliendo en toda su extensión por la parte inferior de la X-Pro3.
Con la pantalla principal oculta en su posición invisible, nos encontramos con una pantallita auxiliar de 1,28 pulgadas con dos modos de visualización:
- Una más funcional y configurable con información sobre los parámetros de disparo, muy al estilo de o que podemos encontrar en el monitor superior de una Fujifilm X-H1.
- Un modo vintage para imbuirnos del espíritu fílmico de antaño. La pantalla se llena de color para emular la ventanita del carrete de las cámaras analógicas y mostrarnos el modo de simulación de película utilizado, junto a la sensibilidad ISO seleccionada en el momento.
Por supuesto, la mayor parte del tiempo durante el que usé la Fujifilm X-Pro3 utilicé el display de carrete digital. ¿Es útil? No ¿Es bonito? Desde luego. Te permite fardar un montón cuando quedas con otros fotógrafos y, al menos durante una buena temporada, te transmite una sensación especial que, si lo piensas fríamente, sabes que es absolutamente frívola. Pero la X-Pro3 es la maestra en jugar con la emoción fotográfica y en este aspecto ha ganado la partida.
Al final, este combo de pantalla LCD que aparece sólo con cierto esfuerzo y la visualización auxiliar frontal determina al 80% la razón de ser de la cámara y puede afectar a nuestros resultados fotográficos de una manera más poderosa que si el sensor o el procesador es de una u otra generación…
Un visor híbrido a la altura de las circunstancias
Con la pantalla fuera de combate, el visor de la cámara se convierte ahora más que nunca en el centro primordial de nuestro quehacer fotográfico. La mayoría sabréis que la serie X-Pro presume de visor lateral, como las cámaras telemétricas que empuñaron los grandes clásicos de la fotografía. Una característica que, dejando de lado fetichismos, es idónea para la mayoría de fotógrafos con el ojo derecho dominante, al aliviar anarices prominentes de choques indeseados con la pantalla y al liberar al ojo izquierdo para ampliar el campo de visión del potencial encuadre. Por otro lado, la Fuji X-Pro3 continúa con la tecnología de visor híbrido, pudiendo alternar entre un panel electrónico y un visor óptico a través de una palanquita situada en la parte delantera del cuerpo. ¿Está el visor de la X-Pro3 a la altura de sus particulares circunstancias?
La respuesta es bastante subjetiva, y tiene que ver con la visualización de preferencia de cada cual. Contextualicemos: para encajar un visor híbrido de tamaña complejidad en un espacio tan pequeño, es obligatorio hacer ciertos sacrificios por uno u otro lado que no serían necesarios si hablásemos de un visor electrónico puro o un visor completamente óptico.
Podríamos afirmar que el visor ha mejorado espectacularmente en su panel electrónico en detrimento de los componentes ópticos. Así, sobre el papel, el visor directo de la X-Pro3 ha perdido cobertura gran angular con respecto a la Fuji X-Pro2, básicamente porque se pasa a una magnificación fijade 0,52x en lugar de la magnificación variable del visor óptico de la anterior generación 0,36x/0,6x. Hablando en cristiano: la visualización directa de la X-Pro2 corresponde a un ángulo de una distancia focal de 14mm, mientras que la X-Pro3 se queda en los 16mm. La realidad es que el visor óptico en la X-Pro3 es de mayor tamaño y se ve espectacular con las distancias focales (de 18mm a 50mm) más habituales. A pesar de perder 2mm de angular y la posibilidad de magnificar un poco más la imagen, me quedo con la experiencia del visor óptico de la X-Pro3, y me atrevo a llevar la contraria a lo que dicen en la mayoría de reviews que lo catalogan como un paso atrás.
Donde no cabe ninguna discusión es en los grandes avances en el visor electrónico. Con respecto a la X-Pro2, es más grande (x0,66) y aumenta la resolución un 60% hasta los 3,69 millones de puntos. Desde un primer momento me sorprende por su nitidez y su excelente contraste, gracias probablemente al uso de la tecnología OLED. Usando la X-Pro3 en modo de alto rendimiento es posible alcanzar una visualización de 100fps que se mantiene alta incluso en escenas con muy baja luz. Por mucho que he buscado situaciones oscuras y puñeteras, moviendo mucho la cámara, no he sido capaz de generar ningún retardo o lag durante la visualización del encuadre.
Afotando sin distracciones… pero pocas ayudas
Cuando vi la Fujifilm X-Pro3 por primera vez, mi opinión experimentó un vaivén constante entre «¡Qué maravilla de cámara! ¡Qué carácter tan inspirador!» y un «menudo pestiño de pantalla y de controles». No podía verla en gris, ni en matices. Y es así: o la amas o la odias.
Si crees que puedes sacar algo de partido a la ausencia de una pantalla visualizable sin necesidad de mover ningún engranaje, tal vez puedas amarla. Tienes que tener cierta alergia al buceo continuo en los menús, o aborrecer la comprobación constante de la imagen post-disparo, o al menos autoconvencerte que dejar de hacerlo puede ser positivo para tu flujo de trabajo fotográfico.
Con respecto a la X-Pro2, la botonería trasera experimenta una limpieza rotunda. No sólo desaparece la cruceta (D-pad) sino que se combinan los botones AE-L AF-L en uno solo. Aunque hay muchos que difieren de mi sensación, personalmente no echo de menos la cruceta al considerar que su función solapa el del joystick, un control que selecciona con mucha más soltura el área de autoenfoque de nuestro interés a lo largo y ancho del encuadre. Lo que sí que considero un hándicap es el recorte en número de botones de funciones configurables. Y, en mi caso y acostumbrado a la Fujifilm X-T30, no tanto los botones Fn físicos sino los botones de función «virtuales» accionables mediante el deslizamiento del dedo en la pantalla táctil. En la pantalla de la X-Pro3 siguen disponibles, pero la configuración de estas «touch functions» tiene un sentido más bien mínimo contando con que sólo se pueden activar con la pantalla desplegada.
Para amar a la X-Pro3 tienes que tener cierta alergia al buceo continuo en los menús, o aborrecer la comprobación constante de la imagen post-disparo, o al menos autoconvencerte que dejar de hacerlo puede ser positivo para tu flujo de trabajo fotográfico.
La limitación de botonería y de accesos directos a las funcionalidades más avanzada de la X-Pro3 viene a ser otra vuelta de tuerca al forzado desprendimiento de vicios en el workflow fotográfico. Hay momentos en los que me falta un acceso directo a la (des)activación de detección de rostros, uso del Color Chrome, las opciones del alto rango dinámico… En esos momentos, la X-Pro3 me mira con ceño fruncido y me escupe un «¡Déjate de zarandajas: encuadra, expone y dispara!». Volvemos a lo mismo: si repites el slogan «back to essentials» como un mantra, la limitación puede ser perfectamente consecuente, si bien hay veces que pienso que la X-Pro3 le debería haber incorporado un par de botones extra para sacar todo el jugo operativo a una funcionalidad tecnológica creciente. Pero claro… entonces ya no hablaríamos de la X-Pro3 como fue pensada.
Mi experiencia de uso con el visor/pantalla de la X-Pro3
Toca sacar conclusiones parciales sobre la jugada más importante de la X-Pro3, que es su apuesta por la pantalla oculta y la dictadura visor-céntrica. Al margen de su rendimiento y el buen hacer de la tecnología -sobre la que hablaremos inmediatamente después- que integra en sus entrañas, he de decir que he disfrutado enormemente de la cámara durante un mes y medio de uso continuado: su propuesta de funcionamiento ha sido muy inspiradora y el combo visor electrónico de gran calidad y pantalla abatible de un sólo movimiento han resultado una comunión perfecta para mi uso en street photography, foto documental, fotografía de eventos y un centenar de las obligadas fotos familiares.
La cámara es preciosa y nos invita constantemente a cogerla para salir a afotar. A través de la variante de visor de nuestra preferencia, miramos, encuadramos, cambiamos dos o tres parámetros de disparo básicos con dos o tres diales y pulsamos el obturador. Y volvemos a repetir la secuencia ad eternum. Apenas he usado el visor óptico para escenas callejeras en las que necesito observar discretamente los alrededores del encuadre a través del ángulo extra que me ofrece la visualización directa. En este tipo de situaciones, el error de paralaje (el desvío del encuadre entre lo que ves en el visor y lo que capta realmente el objetivo) es poco relevante y está bien corregido, por lo que en los último días de prueba me animé a disfrutarlo en muchas más ocasiones de lo que recuerdo haberlo usado con otros modelos de la línea X100 y X-Pro.
Podemos confiar en el sistema de autoenfoque de nuestra cámara y pensar que la mayoría de fotos tendrán el foco en su sitio. Con el sensor/procesador de cuarta generación de la X-Pro3 se disiparon las dudas de antaño, por lo que no hace falta estar comprobando cada dos por tres. Hacerlo de manera habitual es molesto, ya que tenemos que desplegar la pantalla, así que dejamos el «vicio» y aumentamos nuestra productividad en cada momento fotográfico. Y la visualización posterior de nuestras fotos se asemeja un poco más al misterio de la fotografía química y la espera ansiosa previa al revelado.
Me ha resultado especialmente práctico el uso de la pantalla abatible en fotografía callejera. Es un simple movimiento de muñeca y ya tenemos a la X-Pro3 disponible para realizar las fotografías más discretas a la altura de la cintura. Aún más rápido que los sistemas de pantalla abatible de las X100V y X-T30… También es una ventaja a la hora de retratar a los más pequeños, casi siempre desde un punto de vista más bajo.
Repito: me ha encantado usar la Fujifilm X-Pro3 de manera exclusiva para los campos fotográficos en los que considero se puede aprovechar su filosofía al máximo. No obstante, hay ciertas situaciones fotográficos en los que me imagino usando esta cámara y chorros de sudor corren por mi frente: instantes en los que tengo que mirar sí o sí los resultados en el momento. En los que los botones de función táctil han pasado a ser parte de un workflow de disparo complejo. En los que mirar por la pantalla constituye la mejor opción de composición, ya sea por “mala costumbre” digital o porque no me apetece tener continuamente una pantalla recolgando del cuerpo.
La Fujifilm X-pro3 se vende como una cámara idónea para la fotografía de viajes, para la fotografía de calle y para los trabajos documentales. Desde luego, es en las disciplinas fotográficas en las que prima un equipo discreto, la movilidad y cierta introspección, donde la cámara puede brillar más. Pero ni delimitando estos perfiles concretos encuentro a la X-Pro3 como una cámara a recomendar sin varias advertencias.
A pesar de su apellido “Pro”, me resulta muy difícil imaginar a la Fuji X-Pro3 funcionando en ciertos encargos profesionales. Se trata de una cámara tirana en su manejo: requiere un periodo de adaptación considerable para adaptarte a su flujo de trabajo, muy diferente al resto de cámaras de la serie X y GFX. Por ello no contemplo la opción de utilizarla de segundo cuerpo, de la manera que muchos fotógrafos de reportaje social han venido usando a la X-Pro2 . El cambiar la mentalidad de trabajo de una Fujifilm X-Pro3 a una Fujifilm X-T4 -y viceversa- puede dar pie a demasiadas dudas y retrasos. Por supuesto, muchos fotógrafos demostrarán una perfecta adaptabilidad alternando el uso de diferentes cuerpos e incluso sistemas… pero no es mi caso ni el de -intuyo- muchos otros, por lo que creo oportuno resaltar esta observación.
Cuerpo de titanio para durar hasta el siglo XXII
Con la obsolescencia programada implementada en todos los dispositivos electrónicos habituales de nuestra cotidianeidad es difícil pensar en materiales de construcción de extrema durabilidad como algo prioritario en la lista de características deseada de nuestra próxima cámara. Y más si somos de esos que sucumbimos al impulso irracional de renovar anualmente todos nuestros gadgets que promueve la maquinaria publicitaria. Sin embargo, la Fujifilm X-Pro3 «is different». Y es posible que sus usuarios sueñen con conservarla durante un periodo muy superior a lo que se espera de una cámara digital hoy en día. Y es que la X-Pro3 es de titanio, un amor para toda la vida.
Bueno, no enteramente… El uso del titanio en la Fujifilm X-Pro3 se limita a la parte superior e inferior, las más criticas del cuerpo. Hablamos de un material muy resistente a golpes, a la corrosión y a las marcas por abrasión. La edición estándar de la cámara es de color negro, y ya hace gala de esta durabilidad extra, aunque Fujifilm oferta dos variantes con la etiqueta DURA. En este caso, se trata de dos opciones premium con un recubrimiento especial denominado «Duratect», en colores Silver y Black. Este tratamiento añade un extra de dureza a la cámara, hasta el punto de hacerla invulnerable a arañazos, a no ser que sea presa de ataques con navajas de diamante aplicadas con muy mala leche y ensañamiento. Fujifilm me prestó la variante DURA Silver y no me he atrevido a poner a prueba su armadura, si bien he de decir que es de apariencia portentosa, con un aspecto de acabado casi artesanal. Eso sí, tengo que decir que el «Duratect» de marras hace la cámara propensa a mantener marcas dactilares de una forma más exagerada que la variante negra estándar. Sé de usuarios que esta particularidad le pone enfermo, aunque a mí y a muchos otros les parece una impronta personal extrañamente estética.
El resto del armazón de la Fujifilm X-Pro3 es de la habitual aleación de magnesio y cuenta con un total de 73 puntos de sellado contra el polvo e inclemencias atmosféricas. Es otra característica que no he tenido ocasión de poner a prueba aunque, si atendemos las cifras de una X-Pro2 que declaraba 61 puntos de sellado, hemos de suponer que ha mejorado. Por desgracia, un daño colateral de este mayor celo para incrementar la resistencia al polvo y agua es la desaparición del botón del dial delantero. Aunque el dial siga ahí, deja de ser oprimible y ya no está disponible como botón Fn configurable. Errr… ¿cómo era eso?…Back to essentials! Ohmmm! Back to essentials!
Ergonomía
¿Cómo es el agarre de la Fujifilm X-Pro3? La cámara es una pieza rectangular perfecta que transmite solidez y confianza por los cuatro costados. A mí me gustan las cámaras más pequeñas, aunque las sensaciones de la X-Pro3 bien merecen esos gramos extra. Acoplando objetivos del tamaño de hasta un Fujinon XF 23mm F1.4 R -mi objetivo favorito para este cuerpo- obtenemos un equilibrio perfecto, que empieza a romperse cuando emparejamos la cámara con ópticas del tamaño de un Fujinon XF 90 mm F2 R LM WR o mayores, que agradecen más el agarre extra que proporciona el uso de la empuñadura oficial de la cámara o, directamente, la utilización un cuerpo más adecuado como la Fujifilm X-T4.
👍🏽 Cosas que me gustan:
- El espacio tan generoso para el reposo del pulgar en la parte trasera y lo fácil que es acceder a todo con una sola mano: joystick selector de enfoque, botón Fn configurable, botón Q de acceso rápido, dial de compensación de exposición…
- Un funcional dial físico de velocidad de obturación / ISO en la parte superior de la cámara. A diferencia de la X-Pro2, que incorporaba un molesto dial ISO sólo seleccionable mientras tirábamos del visor hacia arriba en un difícil ejercicio propio de contorsionistas, en la X-Pro3 hay un botón que bloquea la configuración de la velocidad de obturación o de la sensibilidad ISO sin necesidad demovimientos extraños.
👎🏼 Cosas que no me gustan:
- El relieve de los botones traseros es de risa. Al final te acabas acostumbrando a localizarlos fácilmente, pero pienso que un pelín más de estructura habría mejorado la experiencia de uso.
- No es posible extender la pantalla LCD completamente al usar una rótula de trípode común. Como máximo, se queda en posición de 90 grados. Me diréis que no es la típica cámara con la que pensabáis utilizar sobre un trípode, pero aun así me parece un «error» de diseño que hay que tener muy en cuenta.
Calidad de imagen y rendimiento más que notables
La Fujifilm X-Pro3 hace uso del combo procesador X Processor 4 con el sensor X-Trans 4, el mismo que las X-T3, X-T4, X-T30, X-S10… Este conjunto ha llevado al rendimiento de la Serie X a una madurez por la que hay cada vez menos momentos en los mires de reojo las posibilidades de otros sistemas fotográficos.
En lo que respecta a la calidad de imagen, el rendimiento a ISOs altos, el rango dinámico, la atractiva gama tonal de Fujifilm y una resolución holgada de 26 megapíxeles son capaces de satisfacer las exigencias de una amplia mayoría de fotógrafos. Considero perfectamente usables las imágenes hasta ISO 5000, incluso la señal de ruido es bastante tolerable hasta ISO 6400 si hay una iluminación uniforme en la escena. Aunque la alta densidad de píxels del sensor APS-C retroiluminado requiere el uso de objetivos de gran calidad óptica para sacarle todo el jugo, lo cierto es que la cristalería Fujinon XF está a la altura en la mayoría de circunstancias.
Fujifilm X-Pro3 + XF 23mm F1.4 R + XF 35mm F1.4 R + XF 60mm F2.4 R Macro. Fotografías directas de la cámara (Classic Negative)
Para aquellos que disfruten aprovechando los JPEGs directos de la cámara, las cámaras Fujifilm en general y la X-Pro3 en particular tienen una colección de modos de simulación de película que permiten obtener una fotografía final con un revelado muy resultón en un buen número de situaciones. Si bien el modo Classic Chrome es uno de mis favoritos desde hace años, he disfrutado especialmente utilizando el perfil Classic Negative, un acabado muy ochentero y evocador de los carretes Fujifilm Superia de uso común en las cámaras point and shoot de la época, con unos tonos rojos y verdes reventados a placer.
Si estamos satisfachos con lo que nos oferece el sensor de la X-Pro3, podemos decir lo mismo en cuanto al autoenfoque, velocidad de ráfaga, respuesta de la cámara… la mejora con respecto a la anterior generación es enorme. A la hora de usar el autoenfoque simple, en un uso fotocallejero sin movimientos demasiado bruscos, no recuerdo ni una sola toma en la que haya dado un “falso positivo”. La fiabilidad del autoenfoque continuo, en la mayoría de las situaciones más mundanas, es excelente, aumentando exponencialmente la efectividad con respecto a la X-Pro2 e incluso con una cámara de la misma generación como es la X-T30, un cuerpo que sigue esperando recibir las mejoras de algoritmo vía firmware.
No nos extenderemos mucho más a este respecto porque todo lo referente a la calidad de imagen, autoenfoque y rendimiento general de X-Pro3 es una historia que se viene repitiendo con pocos cambios desde el lanzamiento de la X-T3. A pesar de todo el rollo esencialista detrás de su mercadotecnia, la realidad es que esta Fujifilm X-Pro3 está cargada de lo mejor que tienen los topes de gama de Fujifilm. Y no esperaba menos por su precio…
Vídeo y conectividad
Aunque la mayoría de potenciales usuarios de esta cámara tendrán un interés más bien escaso en este campo, lo cierto es que la Fujifilm X-Pro3 es capaz de grabar vídeo con una señal nítida y de gran calidad: 4k hasta 30fps y Full HD 1080p hasta 60fps, ambos con un bitrate máximo de 200 Mbps. Hereda un 90% de las funciones de la X-T3, con la que comparte la misma estructura de hardware y unos algoritmos de grabación que tan sólo están capados para impedir la grabación de clips con las tasas de bits más altas para evitar -dicen desde Fujifilm- el sobrecalentamiento de una cámara con un espacio para la ventilación más justito.
Como todas las cámaras actuales de la Serie X, la Fujifilm X-Pro3 es capaz de conectarse a dispositivos móviles iOS y Android a través de la aplicación Fujifilm Camera Remote. Sobre esta app hay un sinfín de opiniones tanto positivas como negativas. En mi caso, con mi X-T30 he tenido problemas serios con la mitad de los dispositivos en los que he intentado utilizar la cámara pero, ¡oh, milagro!, no sabemos cuál es la mística especial de la X-Pro3 pero no ha tenido problemas de conexión ninguna con mi Huawei P20 Pro ni con un iPad de penúltima generación. El tiempo de emparejamiento y la velocidad de copia de archivos no es la mejor del mundo, pero al menos es estable. Lo mismo puedo decir de la función de disparo remoto desde el smartphone o tablet.
Por el lado de la conectividad «alámbrica», hay que destacar la llegada de la conexión por cable USB de tipo C. Esta interfaz nos permite tasas de transferencia de archivos más altas y, lo que es más importante, la carga rápida de la batería de la X-Pro3. Porque la cámara no incluye cargador externo de su modelo de batería, la NP-W126S. ¿Un racaneo ofensivo para los usuarios? ¿Concienciación ecológica que sigue la tendencia de otras industrias? Que el lector saque su conclusión propia y personal…
Conclusiones finales: la X-Pro3 puede ser la mejor cámara para ti
Si estás leyendo estas conclusiones seguramente no seas un videógrafo empedernido, ni alguien que ocupe la mayor parte de su tiempo en fotografía de acción, o de naturaleza. Posiblemente seas un continuo evocador de los clásicos fotográficos, con un punto justito de tecnofobia. Lo cierto es que nuestra afición se ha tecnologizado de una manera en la que conceptos como exposición, abertura, ISO, velocidad dejan de ser las cuestiones troncales a la hora de pensar en nuestra captura fotográfica. Y las diversas funciones activadas táctilmente o mediante la navegación por menús se interponen a veces más de la cuenta, amén de la continua revisión inmediata de la fotografía una vez capturada, distrayéndonos de otros potenciales instantes decisivos.
Fujifilm X-Pro3 + XF 23mm F1.4 R + XF 35mm F1.4 R + XF 60mm F2.4 R Macro. Fotografías directas de la cámara (Classic Negative)
Yo he sido capaz de sumergirme en esa filosofía forzada del “céntrate en lo esencial” que representa la Fujifilm X-Pro3. Me he dejado atrapar por el tacto de su construcción en titanio, el placer de sus controles físicos minimalizados, ese workflow visor-céntrico complementado con una pantalla pensada como arma de discreción absoluta. Ya la echo de menos.
Por desgracia, no se puede tener todo en la vida… Porque la justificación de una cámara de 1500€ para un “uso placentero” no será algo al alcance de la mayoría de los bolsillos. Y digo placentero porque pocas aplicaciones profesionales serán plenamente satisfechas con esta X-Pro3, y no precisamente por la razón de que la cámara no disponga de todas las características tecnológicas que se ha de exigir a un modelo de gama alta. La cuestión es que si cada vez está más difícil trabajar de fotógrafo, más rarísimo es encontrar profesionales de la street photography, fotografía de viajes o documentalistas. De estos, sólo una parte se sentirían completamente a gusto con el modus operandi de la cámara, con una pantalla LCD en tercer plano y con una disposición de botones de función mucho más espartana. En suma, una forma de funcionar que resulta muy difícil de alternar con otras cámaras más «corrientes y molientes» como la Fujifilm X-T4… La X-Pro3 es una cámara tirana que exige fidelidad y dedicación.
Para finalizar con el análisis, ya que has llegado hasta el final, te haré unas preguntas: ¿echas de menos el espíritu de la fotografía química, esos tiempos en los que se pensaba más en el acto de fotografiar que en estar pendiente la mitad del tiempo de cómo ha quedado la foto? ¿te tira el diseño telemétrico, la posibilidad de encuadrar con un visor óptico o con un visor electrónico lateral que libere tus narices de frotamientos no deseados con el cuerpo de la cámara? ¿eres un fetichista del titanio? ¿te pateas las calles en busca de la Foto? ¿Echas de menos una compañera fotográfica de viajes -esto… hablamos estrictamente de cámaras- «con alma», que realmente te inspire? Y, sobre todo, y esta pregunta vale por dos: ¿estás bien de dineros? Si respondes que sí a la mayoría de estas preguntas, puede que la Fujifilm X-Pro3 sea para ti. Y probablemente sea, con diferencia, la mejor experiencia fotográfica que encontrarás en el mercado.
👉 En el foro de Fujistas se preguntan: «¿Por qué la Fujifilm X-Pro3?»
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Tienes muchísima razón, no es para mi. No por las ganas que le tengo por todo lo que comentas sino porque el precio sigue siendo en 2021 una burrada. Tal vez cuando llegue la Xpro4.
Me ha encantado tu review Jon. Más como estas!!!
Has citado la misma razón por la que la Fujifilm X-Pro3 tampoco es para mí, Jesús 😅 Un abrazo y gracias por los ánimos. En breve, más 😉
Yo creo que Fuji sabe lo que hace. Hay gente que necesitamos cámaras como estas. De hecho algunos no sólo nos parece bien lo que han hecho sino que incluso nos parece que se han quedado cortos. A ver si en la siguiente versión erradican finalmente la pantalla. En cuanto al precio que duda cabe, es cara, pero aquí voy a romper una lanza por Fuji: es quizás la única cámara, con la excepción de la X100 y las Leica digitales, que transmiten algo único. Y la única opción que es capaz de unir el clasicismo con un sistema tecnológico más moderno que no estorba, aunado a un sistema de ópticas intercambiables, capaz de integrarse con objetivos clásicos manuales, y con un visor que permite cambiar a óptico o digital. Es la ÚNICA cámara que tiene todo eso, y eso tiene un precio. Preparaos, porque siguientes modelos, serán aún más caros puesto que Fuji ya ha dirigido a la XPro en esa dirección. Al tiempo.
Yo también creo que la exclusividad se paga y a mí no se me ocurriría criticar la política de precios de Fujifilm por eso mismo: la X-Pro3 tiene una tirada limitada lo cual le hace encarecer tanto su diseño y desarrollo como su cadena de producción.La cámara puede gustar más o menos, pero no hay duda de que se trata de una apuesta valiente que hace muy felices a un nicho de usuarios.
Tengo la xpro1, desde que salió y sigo utilizándola, tambien tengo la xpro3 duratec y estoy encantado, porque no necesito tantos botones para hacer una foto , es discreta y nadie se molesta cuando enfocas a una persona en la calle,
Aunte tengo que decir que en garantía se ha averiado la pantalla abatible, y creo que no soy el único , debe de ser un fallo de diseño.
Para naturaleza y demás tengo la XH1, que es muy versátil y ademas con estas cámaras utilizo perfectamente mis objetivos leica R, con un adaptador metabones y me respeta la focal.
El sensor que monta la Xpro1, creo es algo único.
Muy buen análisis Jon!!
De hecho, es una cámara que nunca había estado en mi «punto de mira» pero después de leer tu review, creo que no me importaría probarla, jajaja.
Muchas gracias por tus palabras y tu concienzudo análisis.
Un abrazo!!
¡Graciaspor el apoyo, Nacho! A ver si «todo esto» pasa de una vez y nos juntamos para marujear y cacharrear con este y otros trastos 🙂
Sigo sin atraerme la xpro3 en absoluto pero después de leer a Jon creo que le veo por fin cierto sentido. Gracias por el análisis! Los Viltrox pa cuando??? 😉
La semana que viene sin falta 😜
Se agradecen estos análisis sinceros, pues dan una mejor idea de lo que se siente cámara en mano que los análisis habituales, más fríos, sólo basados en datos objetivos y «calidad de imagen».
Es cierto que, si nos vamos a lo puramente práctico, es una cámara que pierde muchos enteros respecto a las X-T3/4 u otras cámaras de la competencia pero, como bien dices, hay un nicho de fotógrafos que dan (o damos) importancia a esas cosas que sólo se sienten y no se pueden cuantificar y comparar tan fácilmente.
Personalmente, ojalá pudiese ser mi cámara, pero el presupuesto me dice que priorice otras cosas mientras me «conformo» con una X-E3 en colores plata y marrón, otra maravillosa joya del sistema X.
Gracias. Sinceridad y «calidez» son la marca de la casa 😀 La verdad es que una review de una cámara como la Fujifilm X-Pro3 te pone las cosas más «a huevo» que un ceurpo más potente y corriente. En cuanto al tema de los dineros, está claro que hay que priorizar como se pueda y que, en el fondo, vas a disfrutar casi tanto o puede que más con una X-E3, dos buenas ópticas, ganas de afotar y dos riñones intactos 😉
Me encanta y tu análisis me ha venido muy bien en una etapa en la que ando leyendo mucho sobre la x-pro3 en inglés, incluso en Reddit, porque en español no va saliendo nada nuevo. Definitivamente estoy ahorrando para ella. Es mucho dinero, pero como todas las cámaras de cierto nivel. No la veo cara. Hay otras cámaras más caras que no se ganan el apodo de «caras» o que su precio se justifica porque son full frame. Esta no es full frame pero aporta algo que las demás, todo sea dicho, son muy parecidas entre sí, no aportan. Me alegro de que la x-pro3 no sea otra cámara genérica más❤️
Lo de cara o barata mucho me temo que es un criterio muy influido por la capacidad ahorrativa de cada uno. Prefiero hablar de precio justo o abusivo. Como cámara nicho, de producción no masiva y elaborada con materiales exclusivos, me parece que la Fujifilm X-Pro3 tiene un precio justo.
Espero que puedas romper la hucha pronto y nos compartas tus resultados.
Y que buenas fotos, joío…
Me gusta mucho la camara en especial la idea de la pantalla, pero no para traicionar a mi XPRO2. En futuro con la xpro4 igual haremos el upgrade.
Gracias Jon por la review
Como digo por ahí, la X-Pro2 tiene cuerda para rato y a la vista están los resultados que nos regalas en el foro y en IG…. Sigue dándole amor aunque sea al menos uno o dos años más 😀
Excelente artículo.
De las pruebas que más me han gustado. Quizás porque mis respuestas a tus preguntas finales, son todo síes claros y rotundos, salvo tal vez un «no necesariamente» a la del titanio, y un «desgraciadamente no», a la de los dineros. Snif!
De no ser esta última tan determinante, ya estaría usando una X-Pro 3 hace tiempo. Desde que tuve oportunidad de probarla un poco, con el 27mm f2.8, supe que sí, que era una cámara «para mi».
De hecho, creo que a lo largo del artículo has estado definiéndome acertadamente, jejeje.
Lo cuál no quita para que, simultáneamente, me sigan gustando otras, por otras razones, como las X-T, la X-H1 o las mismísimas réflex obsoletas, que sigo usando.
Estupendas fotos también, por cierto.
Comentarios como el tuyo animan a seguir escribiendo y afotando 🙂 La definición del arquetipo de fotógrafo se hace fácil al tratar con tantos fujistas en el foro con idéntico talante… pero, sobre todo, porque -quizá con una proporción distinta- soy también de la misma naturaleza ambivalente en cuanto a preferencias camarísticas 😀 Veremos si en un par de años nos cae la oportunidad de una u otra forma de darnos el capricho X-Pro3.
¡Voy tarde, lo sé… pero me ha encantado la review, Jon! Muy currada, y realmente dan ganas de hacerse con una X-Pro3. ¡¡Nos has puesto los dientes largos!! 😀
Por la variedad de usos que les doy a las cámaras, tiene mucho más sentido que trabaje con la serie X-T, está claro, pero si por gusto fuera, y por dinero no, me haría con una seguro 🙂
¡Abrazo fuerte!
Me recuerda mucho a lo que fue la Olympus OM-3Ti. Aunque entiendo que casi nadie sepa de qué hablo. Es de 1983.
A todos nos apetecía, pero no se sabía muy bien a quién iba destinada o quién podía pagarla. Aún se puede comprar, pero te puede salir más cara que esta X-Pro3. No baja de precio.
Muy buen artículo, gracias.
La tengo de hace meses, y es una maravilla… fusión de fotografía clásica con las ventajas de la fotografía moderna… muy, muy contento…
Muy buen análisis , las cosas claras , como tienen que ser y no siempre alabando las maravillas de algo que, aunque esté muy bien hecho, también tiene contras y de eso casi nunca se habla.
Era una cámara que tenia en mente para sustituir a la mía y este articulo me ha sido de gran ayuda para conocerla mejor y finalmente decidir que continuo con mi Xt-3 de la que estoy muy orgulloso aunque mi nariz esté continuamente manchando la pantalla de grasa.
Muchas gracias por tu artículo.
Gracias a ti por tu respuesta y por dejar «opinión sobre la opinión», que motiva y ayuda bastante al que escribe. Aquí se trata de aclarar conceptos y usos, pros y contras y de no vender cámaras. Y de la misma forma que mucha gente se ha echado «p’atrás» con este artículo sobre la Fujifilm X-Pro3, otros han decidido dar un paso hacia adelante, comprarse la cámara y quedarse con el lado más positivo de su espíritu y manejo.
La única pega que le veo yo a las XT3, 4, 5… es el visor en el centro. Me parece magnifico el agarre de la cámara, la estética que tiene, lo bien que funciona, si tuviera el visor en un extremo, como lo tiene la XPro seria perfecta, por eso pensé en cambiarla pero me hecho «pátras» (como dices) la pantalla oculta. A veces está bien no depender de ella pero otras veces es muy útil.
Tuve la X100 original, gran cámara que cometi el error de vender para comprar la X100F
que és actualmente MI cámara.
También tengo la XF10, Otra gran cámara injustamente condenada por innumerables haters.
Pero volviendo a la X100F, tengo más o menos todo lo que ofrece la XPRO3, i además filtro ND o leaf shutter, aunque el objetivo es fijo de 35mm equivalente.
Solo uso el visor o tengo anulada la pantalla, que solo invoco cuando lo necesito. Al hacer una foto no veo el resultado o puedo hacer un disparo tras otro sin ninguna pausa.
Personalmente no deseo acabar con no sé cuantos objetivos como en la época analógica.
La XPRO3 és sin duda una excelente cámara como se explica muy bien en la review, però no es mi cámara por lo que acabo de explicar.