Cuando los sueños piden paso
Los sueños llamaron a mi puerta una vez más. Como siempre, los invité a entrar en mi mente, donde hay un amplio salón dispuesto para recibirlos, con el fin de trabajar con ellos conjuntamente en proyectos de vida, retos que impliquen viajar a lo desconocido, donde el éxito sea únicamente medido por la felicidad y el aprendizaje, donde el camino es la vida.
Por suerte, mis sueños no me encontraron desprevenido. Cuando llamaron a las puertas yo ya estaba preparado y listo para partir, como un buen boy scout. Estaba deseoso por lanzarme a caminar hacia lo desconocido, con la mochila cargada de enseres e ilusiones, dispuesto a dejarme llevar hacia una nueva aventura.
Sin duda, estaba ansioso por volver a escribir sobre las páginas en blanco de mi propio destino. Esta vez la propuesta era inigualable, no podía decir que no: Mis sueños se hicieron realidad, mi nuevo destino había sido elegido: Bolivia, donde el espíritu de la Pachamama (Madre Tierra en quechua) reside.
El soroche, los antiguos caminos incas y el magnetismo de la Pachamama
el soroche o mal de altura empieza a apoderarse de tu cuerpo a estas tempranas altitudes cercanas a los 3.000 metros
Sucre fue el punto de partida en esta nueva aventura, mi bienvenida a América. Sucre, capital constitucional de Bolivia, con un centro histórico semejante al de cualquier casco antiguo en Andalucía, y situada a las faldas del enigmático Altiplano, a 2.810 metros de altitud, avisa al viajero que aventurarse por Bolivia no es sencillo, el soroche o mal de altura empieza a apoderarse de tu cuerpo a estas tempranas altitudes cercanas a los 3.000 metros, obligando al viajero a descansar y tomarte las cosas con cierta calma, puesto que es la mejor manera de afrontar lo que falta aún por llegar.
Desde Sucre empecé a ascender lentamente a través del maravilloso Altiplano. Picos nevados, tierras agrestes, indígenas campesinos y simpáticas llamas me daban la bienvenida como si fuesen figuras del portal de Belén, puestas estratégicamente para mi deleite personal, haciendo del paisaje un bello e idílico lugar. Poco a poco seguí ascendiendo hasta llegar a los 4.067 metros, donde está situada la histórica y colorida ciudad de Potosí.
Ya en Potosí decidí empezar a masticar hoja de coca y beber mate de coca para ayudar a mi cuerpo y mente a llevar de la mejor forma posible el mal de altura. Llevaba varios días en Bolivia y apenas había hecho fotos, ya que no conseguía desprenderme del mal que se había apoderado de mí. El segundo día en Potosí me encontré francamente mejor, y por tanto decidí que era el momento de empezar a fotografiar.
Proseguí el viaje hacia el suroeste del país, hasta llegar a Tupiza, pequeña ciudad situada entre valles de cactus y formaciones rocosas de otro planeta. Y desde allí entré en La Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Abaroa, frontera con Chile, uno de los lugares más bellos (si no el que más) que jamás he visto en el planeta tierra. En La Reserva llegué a superar los 5.000 metros de altitud, y no fue hasta llegar a Uyuni, cuando pude recuperarme del mal de altura del todo.
Después de La Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Abaroa y Uyuni tomé un avión hasta La Paz, ya cerca del Amazonas, para luego dirigirme al norte hasta el Lago Titicaca y Copacabana, frontera natural con Perú, donde llegué a superar los 4.000 metros de altitud.
Este largo viaje a través de los viejos caminos incas del Altiplano boliviano me ayudó a entender el carácter de los indígenas bolivianos, personas trabajadoras, fuertes y resistentes, hechas a entornos duros y difíciles, que exigen trabajo y mucha adaptación.
Hablemos de fotografiar en Bolivia
En mis últimos viajes en 2018 y 2019, he visitado Turquía, Irán, Bolivia y Marruecos, donde aproveché para llevar el equipo fotográfico más austero posible: he viajado solo con mi cámara Fujifilm X-T2 y un único objetivo: el maravilloso Fujinon XF 23mm F2 R WR. De esta forma, he conseguido acostumbrar mi visión a esta focal, hasta el punto de saber perfectamente como quedará encuadrada la escena antes de posar mi ojo sobre el visor, y, por tanto, he terminado vendiendo el resto de los objetivos, porque he encontrado la focal con la que más cómodo me siento para el día a día.
Es una gran ventaja familiarizarse con una focal, puesto que al final esta actúa como la prolongación natural de nuestra mirada. Así pues, he logrado mejorar mi agudeza visual y mi tasa de acierto en la gran mayoría de las ocasiones. Hoy en día, tan solo cuento con la focal 23mm en mi haber, aunque no descarto volver a hacerme con algún otro objetivo para algún proyecto determinando. En resumen, estoy a favor de la filosofía de “menos es más”. La simplicidad siempre aclara las ideas y empuja al fotógrafo a esforzarse y ser más creativo con sus limitadas armas.
Manejando una focal fija he logrado mejorar mi agudeza visual y mi tasa de acierto en la gran mayoría de las ocasiones
Muchos son los que me han preguntando cómo es fotografiar en Bolivia y al pueblo boliviano. A diferencias de otros países asiáticos, donde fotografiar está aceptado y no causa molestia alguna a las personas, en Bolivia hay que vigilar más donde se apunta con la cámara, puesto que los buenos de los bolivianos no se sienten cómodos al ser fotografiados. Desde el respeto y la coherencia, siempre se puede fotografiar a las personas. Yo nunca tuve ningún tipo de percance o problema, incluso me llevé alguna sonrisa después de ser descubierto al fotografiar a algún desconocido. Además, hablar el mismo idioma también facilita las cosas en caso de verse envuelto en cualquier tipo de altercado.
En cuanto al color de Bolivia, una de las cosas que me llamó la atención fue las casas en las ciudades: todas las fachadas están en ladrillo y sin pintar, dando aspecto de ciudades a medio construir. Esto se debe a que el gobierno boliviano cobra impuestos a aquellos que deseen pintar el exterior de sus casas. Pese a que esto pueda dar a pensar que todas las ciudades en Bolivia puedan parecer grises y austeras, lo cierto es que las calles, comercios, gente, cartelería y anuncios, autobuses y todos los elementos que conforman y dan contexto a las calles, desprenden colorido por los cuatro costados, dotando a las ciudades de bellas amalgamas de colores que inspiran a la fotografía y la creatividad. En especial, las ciudades de Copacabana, Potosí y La Paz, que fueron aquellas donde realmente encontré más inspiración y los colores más interesantes para fotografiar.
Mis tips fotográficos para los que estén planeando visitar Bolivia
El Altiplano boliviano exige al fotógrafo tener en cuenta los siguientes puntos:
- La altitud, la cual nos afecta física y mentalmente durante los primeros días, y, por lo tanto, hay que descansar y acostumbrarse a las nuevas condiciones. Si queremos salir con “ansia cazadora” a hacer las primeras fotos, podremos llegar a sentirnos mareados y sentir otros efectos por hacer un sobreesfuerzo, o simplemente por caminar demasiado. Por tanto, hay que beber agua, descansar y no ser ansiosos.
- La luz, que afecta y dificulta la correcta exposición de las fotografías debido a su extrema dureza y agresividad durante la mayor parte del día. Y es que no es lo mismo la luz de un cielo despejado en Madrid a 700 metros de altitud o la de Valencia a 10 metros sobre el nivel del mar, que la de la ciudad de Potosí a más de 4.000 metros de altitud.
La extrema dureza de la luz afecta y dificulta la correcta exposición de las fotografías
- El carácter de la gente. En algunos países la gente se ofrece a ser fotografiada, o simplemente no les importa ser fotografiados, como sucede en el sudeste asiático. Si embargo, en Bolivia al igual que en Europa, la gente prefiere no sentirse apuntada por un objetivo, así que, recomiendo prudencia, rapidez en la fotografía, y sobre todo ser sensatos con el contexto de cada situación.
- Llevar baterías de sobra. En el Altiplano, y sobre todo si vas a La Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Abaroa, la temperatura por la noche puede bajar a -10 grados en cuanto desaparece el sol. Los refugios no cuentan con calefacción, por tanto, las baterías duran menos al estar expuestas a estas condiciones. Llevar 1 o 2 baterías de más es garantía de saber que en todo momento podremos fotografiar sin perdernos grandes momentos.
- La seguridad. No tuve ningún problema en ningún momento del viaje, pero siento el deber de recordar lo que la gente local me advirtió una y otra vez no visitar de noche El Alto, ciudad vecina de La Paz, puesto que es un lugar extremadamente peligroso. Por lo demás, si podéis evitar El Alto, Bolivia me resultó muy tranquilo y seguro.
- Objetivos WR de Fujifilm. O lo que es lo mismo, id con objetivos sellados, puesto que Bolivia es un país de contrastes extremos: se pasa del polvo y el frío del Altiplano a la lluvia y la humedad del Amazonas en menos de 1h de vuelo. Los objetivos bien sellados de Fujifilm son garantía de éxito y fiabilidad.
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Me ha encantado el reportaje fotográfico y los consejos porque yo también pienso ir a Bolivia un año de estos. Una pregunta Jose: no has considerado una X100F como un mejor equipo para llevarte de viaje en lugar de esa xt2 con el 23mm F2? Se me hace extraño ya que dices que sólo te has quedado con un objetivo.
Hola compañero @Booom! Gracias por tu tiempo, por leer el artículo y dejar un comentario!
Bolivia es un país de aventuras y naturaleza en estado puro, te encantará, es una auténtica maravilla. Te recomiendo 100% ir cuanto antes.
Sobre el equipo, antes viajaba con un 16mm y un 35mm, pero cuando probé el 23mm dí con la tecla. Desde entonces no necesito más. Viajo con lo mínimo, pero vaya, que completar el 23mm con un 16mm por debajo y un 50mm por encima también es genial.
Sobre la X100, es una cámara que me llama muchísimo la atención, en especial la nueva X100V que será presentada HOY MISMO! he visto algunas fotos ya y es mucho más bonita que las anteriores. Me tira para atrás que no sea un cuerpo sellado y que sea de lente fija, porque el poder cambiar de objetivo para un proyecto determinando o un viaje diferente siempre es una probabilidad. Aun asi, no la descarto la X100V para el futuro.
La Pro3 es la cámara que soñé y esperé como loco, pero la pantalla que tiene no termina de enamorarme, es una pena, porque las Dura son preciosas.
Abrazos!!!! y gracias
Genial el reportaje José!
Me gusta mucho el aire humanista que das a las fotografías. Muchas gracias por compartirlo!
Un saludo!
Gracias por el tiempo invertido en leer y escribirme Nacho! un placer! La verdad que si, da igual que sea llamado humanista, antropológico o fotografía calle, porque las personas al final, siempre son el centro de lo que fotografío. Un abrazo!!!!!
Qué pasada Jose! muy buenas las fotos, te habia preguntado algo en el foro pero me contestaste con este estupendo post. Veo que aconsejas objetivos sellados, también sería indispensable un cuerpo sellado?
Fantásticas fotos, gran reportaje, pero hecho de menos fotografías de naturaleza, pues como bien relatas Bolivia es un país de grandes contrastes, el Altiplano, el Lago Titicaca, la Reserva de Fauna Andina, la amazonia… La gran variedad de ecosistemas lo convierten en uno de los países con mayor biodiversidad mundial.
Me habría gustado ver instantáneas de naturaleza con esa calidad….
Saludos