Este puente nos hemos podido escapar 3 días a Portugal, en concreto a Lisboa con una parada en Évora a la vuelta.
Hace poco me hice con una Fujifilm X-T2, con lo que al plantear el viaje me apetecía muchísimo llevármela, por aquello de la novedad, pero por otro lado la comodidad de la X100F me hacía dudar. En mis reflexiones llegué a la conclusión de que es en este tipo de fotografía donde voy a poder aprovechar las ventajas de la Fujifilm X100F, con lo que era ahora o nunca, usarla en viajes o plantearme el tenerla, así que fue la elegida para estos días.
Pulsé la Q, seleccioné mi perfil Acros + R con retoque de iluminación, sombras, nada de reducción de ruido y casi al máximo de nitidez, y a disfrutar. Todas las fotos que he subido son tal cual se han procesado de la cámara.
La visita comenzó con un paseo la noche del viernes para ir tomando el pulso a la ciudad. Lo que más llama la atención al principio son las calles adoquinadas y los tranvías, los cuales se integran perfectamente con el paisaje, dando muchísimo juego a la hora de realizar fotografías.
Lisboa está iluminada con una luz tenue, muy calidad, no es ruidosa. Los tranvías suenan fuerte al pasar, pero es agradable, hay tráfico dentro del casco urbano, pero no es excesivo (a veces), los tuktuk eléctricos corren por las calles de un lado a otro, son motores eléctricos mayoritariamente, no son molestos. Es una ciudad que se vive muy intensamente, plagada de turismo, es un no parar.
Aprovechamos para tomar un tuktuk con el bueno de Filippo y dar una vuelta por toda la ciudad. Filippo nos llevó a algunos miradores y nos mostró la sucesión de colinas que componen la ciudad, un paseo muy interesante y recomendable.
El sábado, con las pilas bien cargadas salimos temprano a hacer algo de turismo. La primera parada fue en el Convento do Carmo, al cual tenía muchas ganas de ir. Se trata de un convento con techo totalmente derruido, pero sus estructuras completas. El lugar es muy interesante, misterioso. Tiene un pequeño museo en su parte interior. Tuvimos suerte de que hacía un día bastante bueno y el sol acompañaba en todo momento.
Las siguientes horas las pasamos andareando por el barrio de Alfama, visitando la plaza del comercio y dando una vuelta por las distintas plazas de la ciudad. Lisboa nos va regalando una postal en cada esquina que visitas. Los tranvías se suceden, mezclándose los nuevos con los antiguos en una sucesión constante.
Tomamos un transporte y nos fuimos a pasar la tarde noche al barrio de Belem, donde pudimos visitar el Mosteiro dos Jerónimos, con su Iglesia. Algo increíble, donde parece que te metes en las tripas de algún animal prehistórico, con un exceso de detalles y unas simetrías impresionantes. Los techos son entramados de formas circulares y tirantes, como si todo se soportase sobre una malla de piedra.
Tras la Iglesia se visita la zona del claustro (esta zona es de pago, la Iglesia es gratuita), donde se puede pasear por la planta baja y la primera. Al igual que la Iglesia es un lugar digno de ver, una arquitectura muy peculiar y cargada de simbolismo.
En dirección a la desembocadura del Tajo fuimos a encontrarnos con la Torre de Belém, donde mucha gente se daba cita para ver atardecer. El Rio Tajo es impresionante, debe tener unos 11 kms de ancho en ese punto, con oleaje y un tráfico marítimo intenso.
Avanzando por el paseo en dirección de vuelta fuimos al MAAT, el museo de arquitectura, artes y tecnología. Lo había visto en anuncios y me apetecía mucho verlo. Llegamos ya de noche, pero el sitio es muy moderno, llamativo y con unas formas onduladas de lo más particular. Lo estuvimos visitando, es muy conceptual. Hay obras que resulta extrañas o son difíciles de comprender, pero hay otras que te hacen pensar y se disfrutan muchísimo. Tanto que alguna de las cosas que hemos visto y más me han gustado son de allí.
El domingo salimos temprano para poder parar en el camino. El destino era Évora, donde se encuentra el Cromeleque dos Almendres, uno de los monumentos megalíticos más importante de la península. Está formado por aproximadamente un centenar de piedras posicionados en formas concéntricas. A mi personalmente me encantó, porque este tema me gusta y me da juego para las fotografías. Esta bastante perdido y el camino es malo, lleno de baches y agujeros, aún así allí hay más gente de la que a uno le gustaría para hacer fotos, pero con un poco de paciencia se van pudiendo hacer.
En Évora paramos a comer y visitamos la Capela dos Ossos, donde la decoración son los huesos de más de 5000 personas, un lugar curioso de ver y sobre el que pensar.
Hay que volver a Lisboa, tiene mucho encanto, muchas cosas que ver y muchos paseos que dar. Espero que la próxima sea pronto y espero que os haya gustado esta pequeña crónica.
Las fotos son muy chulas, felicidades. La verdad es que usar los perfiles de color de mis Fuji es mi asignatura pendiente. Normalmente me gusta revelar en el ordenador y no en la cámara. Después de ver tus fotos me animaré a probar.
Buen reportage, me gusta el byn directo de cámara. Yo tuve la x-100T, y mis sesiones eran más largas y placenteras, su color y byn son especiales. Solo con verla me animaba ha salir ala calle, fue una experiencia maravillosa tenerla. Mi economía no da para tenerla, pero ya había pensado en vender la xt2 y los objetivos, y cambiarlo todo por la x-100F. Seguramente que disfrutaría más con ella.. Solo son pensamientos.
Solo era un pequeño apunte, después de tus dudas iniciales con el equipo! 🙂 Y creo que fue una decisión muy acertada. Felicidades por tu trabajo y texto. Un saludo
Me alegra que os guste. Saludos!
Así de sencilla debería ser la fotografía, disparar, revelar y entregar. Así evitaremos el exceso de retoques fotográficos que no ayudan a nada a distinguir la ficción de la realidad.