Fue una noche... peculiar. En las llanuras de La Mancha no existen depredadores peligrosos, de eso estoy al tanto, algún conejo que sale despavorido en cuanto te acercas, pero cuando enciendes tu linterna, y alrededor tuya no ves otra cosa que decenas de ojos, brillantes, mirándote fijamente, no te sientes muy cómodo. A eso añádele unos gritos desgarradores en la lejanía, que era incierto si venían de un humano o un animal, y te dan ganas de salir por patas. Un consejo, no salgáis a hacer fotos nocturnas solos, en ocasiones da miedo.
Bueno, al lío. Sigo con mi proyecto de hacer arcos de la Vía Láctea, aprendiendo, disfrutando, desarrollando mucha paciencia. Esta probablemente sea la menos impresionante de las que he realizado estas...