Buenos días, me gustaría dar mi opinión respecto a tu análisis.
El autor no es el espectador, sino el observador, pues antes de analizar el resultado debes observar el mundo.
El fotógrafo nunca debería fotografiar desde el punto de vista del espectador, basándose en "el qué opinarán, o el qué dirán", sino partir del descubrimiento y mostrar un mundo nuevo basado en la observación. Bien es cierto que al ver el resultado eres espectador de tu trabajo, pero esto es solo una consecuencia orgánica.
Un fotógrafo formado y artista debería poner foco y hacer hincapié en su propia lenguaje de expresión y dejarse llevar por su contexto y observación, pues es su única realidad. Si fotografías "desde los zapatos" del espectador, entonces matas la originalidad, porque siempre estará encorsetada la fotografía.
La buena fotografía no existe, es mera percepción. Porque cada uno tiene una idea propia de "que es la belleza, el equilibrio y la armonía". En cualquier caso, no hay reglas que definan una buena fotografía.
Dicho esto, para mí, una "buena fotografía" no depende tanto de en una falsa moral viciada por el contexto de cada uno, sino más bien por el nivel de conocimiento. Considero que una buena fotografía es aquella que gusta a la gente que tiene capacidad de criticar, esto es, juzgar una buena fotografía tendría que ir de la mano de una crítica desde el conocimiento, el estudio y la experiencia en el campo de la fotografía y el arte.
Eso que dijo Robert Frank tenía coherencia hace 60 años, sin embargo, la fotografía ha evolucionado demasiado. Hoy en día, lo que para Robert Frank era una buena fotografía, hoy sería "una foto más", la lección del primer día. Si lo que buscas es un lenguaje propio, creatividad, personalidad y excepcionalidad, entonces deberías considerar en romper esas reglas.
Debido a la ingesta cantidad de fotos que se hacen a diario en nuestro mundo hiperconectado, para destacar o disfrutar, creo que es importante mirar más allá del Robert Frank de antaño, y mirar como "tu mismo miras", desde lo personal. De hecho, no hay un fotógrafo que me aburra más que Robert Frank, Walker Evans o Henri Cartier-Bresson. Los clásicos son geniales para estudiar, formarse y entender de donde viene la fotografía, pero ellos aportaron poca originalidad si lo comparamos con el presente. Tampoco se les puede criticar, pues fueron los precursores de la fotografía de calle o la fotografía documental, pero innovaron lo que su contexto les permitió. En cualquier caso, todos los que amamos la fotografía llevamos parte "de su ADN" impregnado en nuestra mirada.
En este aspecto me interesan fotógrafos como Rinko Kawauchi, Yoko Ikeda, Byrne o Masahisa Fukase, pues su realidad y originalidad dista mucho de Robert Frank, llevando su mundo propio a otro nivel, donde "el purista" entraría en cólera por no entender sus obras, y "la falsa moral" se quedaría sin entender la información subyacente de los trabajos. También me interesan fotógrafos muy manidos, pero que considero que son referentes en creatividad y puntos de vista personales, como Christoper Anderson o Curran Hatleberg, o incluso Perez Siquier o Harry Gruyaert.