Era el último día que estábamos en Marrakech, teníamos el avión a primera hora de la tarde, por lo que aprovechamos la mañana para ver algo del Zoco que nos faltaba y buscar a los curtidores para verlos y fotografiarlos. Un "amable" "amigo de españoles, españoles como hermanos, yo amigo, no dinero", se ofreció a llevarnos. Y, efectivamente, no pidió dinero por conducirnos hasta allí, la trampa era que después estaba esperando donde la tienda que tenían con productos ya elaborados de los curtidos, como bolsos, babuchas, etc y ahí quería que comprásemos, porque seguramente se llevaría comisión.
Lo primero que nos hicieron al llegar a los curtidos, fue darnos un ramito de menta para ponerlo pegado a la nariz e ir respirando el olor a...